Si desea navegar por Google Maps, al inicio del post encuentra el link con la ubicación del Portal Usme que igualmente se muestra en la fotografía.
Estábamos esperando en la estación de la
Calle 45 alrededor de las 11:15 de la mañana, y cuando el grupo estuvo completo
tomamos el articulado H20 que nos llevaría hasta nuestro destino: PORTAL USME.
Me emocionaba la idea de ir, pues siempre me ha gustado la idea de moverme por
la ciudad y conocerla pero quizás por prejuicios que tenemos o temor nunca nos
hemos dirigido por estos sectores.
De las estaciones que pasamos (mapa
disponible a continuación) conocía hasta Tercer Milenio y de allí en adelante
fue sorpresivo como todo va cambiando, ya no éramos observadores sino
observados, la ciudad cambia sus colores, se vuelve un poco más gris, las
calles son mucho más concurridas y se ve que las paredes están todas rayadas.
La gente que se sube y baja cada vez es más diferente a la que solemos
ver.
Mientras hacíamos el recorrido un policía
ingreso a nuestro vagón en busca de una persona, sin habernos percatado de que
se trataba de un ladrón que venían siguiendo varias estaciones y más tarde nos enteraríamos
que es uno de los más reconocidos de Bogotá. Vendedores, gente de distintas
razas, distintas ciudades, vestimentas e incluso distinta música. Al subirnos
un joven que se encontraba cerca tenía su celular en altavoz con música
caribeña, parecía algo de champeta.
Más adelante un joven se subió con un
micrófono y una grabadora, venía a rapear. Se ubicó a mi lado y comenzó con su
acto; a pesar de que el sonido era un poco estruendoso me dediqué a escuchar
atentamente la letra de su rap y me di cuenta que la gente de este sector es
gente que vive problemáticas que no son cercanas para nosotros pero para ellos
son su cotidianidad, portar armas (un hombre cerca de nosotros portaba un set
de navajas), la delincuencia común, desplazamiento, violencia entre otras o el
secuestro que fue la temática del rap que cantó el joven.
Luego de esto decidió hacer algo de
"freestyle" e interactuar con los pasajeros sacándonos risas pues queríamos
saber que decía de nuestros compañeros o nosotros mismos.
Pasamos por la cárcel de máxima seguridad
La Picota, colegios públicos y muchas casas de invasión. Poco a poco íbamos
dejando la ciudad y nos adentrábamos en la zona rural, tanto que el Transmilenio
ya no contaba con un carril exclusivo sino que iba junto a los demás autos en
la vía destapada.
Al llegar nos reunimos y nos dimos cuenta
que unos habíamos percibido muchas cosas que quizás los otros compañeros no
vieron, hablamos de lo que sentimos, una impotencia por la calidad de vida de
la gente. Incluso pensé en la señora que me ayuda con el aseo en casa pues vive
junto al Portal Usme pero jamás me imaginé que fuera toda una travesía llegar
hasta allí.
Sobre el medio día emprendimos el viaje de
vuelta en un D20 que nos llevaría de nuevo a la calle 45, en este recorrido
intentamos ver lo que no habíamos visto de ida, pero personalmente a mí me
generó un deseo de hacer este viaje nuevamente por otras partes de la ciudad
pues pude ver la inmensidad de Bogotá y que es muy poco lo que conozco. Quiero
conocer mi ciudad y este tipo de ejercicios permiten la apropiación de la
ciudad, de la cual carecemos tanto en una ciudad que es de todos pero de
nadie.
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